Noto la suave brisa del viento. Este viento no trae olor
a flores, no trae recuerdos, no trae nada bueno. Con las manos temblorosas y la
mirada hacia el suelo estoy. Intentando no volver a llorar, pero siempre
decaigo. Supongo que es normal cuando sabes que vas a morir. Delante de mi esta
el hombre que pondrá fin a mi historia, a mi corta pero intensa vida. No puedo
evitar acordarme de las palabras que me hizo pronunciar mi maestro…
-
¿Qué piensas
hacer el resto de tu vida?
-
Pienso que
la vida no vale la pena vivirla si no haces nada de provecho.
-
Y… ¿Qué piensas
hacer tú pequeño Áthan?
-
Una
leyenda.
-
Eres
ambicioso. ¿Con que propósito?
-
No morir.
-
Todo tiene
un fin. ¿Pretendes vivir eternamente?
-
Mi nombre
será eterno.
-
Pues
entonces empieza por creértelo. Repite conmigo. “No voy a morir”
-
No voy a
morir.
Una vez mas me pueden los recuerdos, no puedo evitarlo,
alzo la mirada y me veo reflejado en el frio acero de una espada que esta
apuntando a mi corazón.
-
No voy a morir
-
¿Perdona? Aquí termina tu historia hijo de puta.
-
¡No voy a morir!
-
¡Cállate!
De pronto sentí como todo mi cuerpo se enfriaba. Caía al
suelo temblando. Revolviéndome en mi propia sangre. Demasiados cuentos de
hadas. Nada es eterno.
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